Muchas veces nos obcecamos en lo que no nos gusta
de lo que vemos en los otros y queremos que los otros den el cien por cien en
todo, en la amistad, en el cariño, en la comprensión, en los estudios, en el
trabajo... Y no estamos conformes si no se ven cumplidas nuestras expectativas
en lo que esperamos de los demás. Ahora bien, ¿estamos nosotros dando ese cien
por cien que esperamos?. Toma tu respuesta y decide entonces si podemos esperar
algo que no somos capaces de dar.
Y es que realidad el mundo se ve con ópticas muy
distintas, dependiendo de quién es el observador que lo hace y de lo que espera
en cada momento. Así vamos todos, sin excepción, viendo lo que sucede desde
nuestra perspectiva, que seguro no coincide con ninguna otra.
En nuestras empresas pasa de igual forma,
esperamos de nuestros compañeros, de nuestros clientes, lo que hemos
interpretado. Pero no nos ponemos en el lugar del otro. Vamos demasiado deprisa
para detenernos y pensar qué quiere y necesita realmente mi cliente y cómo podemos
hacérselo llegar, donde influyen directamente las relaciones personales que
mantengo con mis colaboradores y compañeros para comunicarnos con el mercado.
Las personas necesitamos saber utilizar
diferentes estilos en las relaciones dependiendo de cada circunstancia y de
cada persona. Hay que buscar dentro, mirarnos de otra manera y descubrir qué
somos de verdad y qué podemos dar, a la vez de saber qué podemos esperar. De esta manera nos convertiremos en personas,
en profesionales, que hasta ahora no sabíamos que podíamos llegar a ser. Es
como mirar a un gusano que en breve se va a convertir en un ser más bello: la
mariposa.
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