Felicidad en tiempos de crisis

Una de las cosas que más me enorgullece de mi carrera profesional y, por qué no de la personal, es haber formado y formar parte de equipos donde las personas son lo importante y donde gracias a esos equipos los resultados son más que satisfactorios.

Con estas personas llenas de talento es fácil adaptarnos y conseguir lo que el mercado nos exige. Son gente con determinación y capacidad para transmitir valores y conocimiento, además de una sensatez infinita. Como ejemplo mi compañero y amigo Fernando ayer me sorprendió con uno de sus pensamientos que dice que aquello en lo que no puedes influir o aquello que no te aporta nada positivo, apartalo de ti y no gastes energía con ello. Una vez más toda una lección.

Y rodeado de este tipo de personas es fácil ser uno mismo y sacar el máximo partido para aportar los problemas cotidianos. Cada uno aporta lo mejor de si combinando distintas experiencias y conocimiento para convertirse en lo que se conoce como Equipo de Alto Rendimiento.

Y es que, al final es como dice Tom Peters: "un optimista enfadado es alguien que siempre ve enormes oportunidades en el futuro, que es un inconformista nato, extremadamente exigente consigo mismo y con su equipo".

Mi equipo directo aporta un valor directo a la organización difícil de cuantificar aportando, además de sus conocimientos, experiencia y dedicación a todo lo que hace con pasión.