Eficacia y felicidad

Qué será esta voz que nos habla desde aquí en el centro del pecho, qué será esto que me provoca y también me ilusiona y me atrapa; es un mandato de Dios que me hizo el favor de ponerte en mi vida. Es sortilegio de amor, es milagro de dos, un encuentro de almas. Qué será lo que nos hace eternos y además da sentido a la vida, qué será esto que no hay palabras y además no se ven ni se tocan, ...

Hoy he estado comiendo con una de esas personas que merecen la pena. Es de esas personas que te suman y te aportan un montón de cosas. Es mi amigo Luis, de Molina. Hemos estado charlando de lo humano y de lo divino, de lo que nos rodea y de lo que podemos hacer para mejorar nuestro entorno. En fin que hemos cumplido una de las máximas de la vida de pasar, al menos, media hora diaria con amigos sin hablar de nada trascendente.

Al final nos hemos dado cuenta de que en el mundo hay gente que se levanta y no sabe para qué se levanta. Hemos ratificado que lo que necesitamos los humanos es unos a otros. Hemos acabado concluyendo que la crisis en la que estamos inmersos es también una crisis de valores. Con todo ello creemos que la felicidad de los hombres depende, en gran medida, de que nos tropecemos en nuestra vida con líderes que actúen como verdaderos pastores.

Total que los hombres, pequeños en posibilidades y grandes en ambiciones, necesitamos de otros para alcanzar logros importantes.