De líderes y jefes

Pero sucedió que el principito, habiendo caminado largo tiempo a través de arenas, de rocas y de nieves, descubrió al fin una ruta. Y todas las rutas van hacia la morada de los hombres...

Estamos obliglados a adaptarnos a esta realidad en continua transformación y de crisis constante. Vamos, sin ninguna duda, hacia un escenario inédito. Y por ello se buscan líderes capaces de inspirar cambios en su entorno y de hacer que los demás tomen consciencia del poder de sus acciones y aptitudes.  Los líderes deben tener capacidad de adaptarse al cambio, habilidad para tomar decisiones y valentía para afrontar ciertos riesgos. Estar preparado es importante, saber esperar lo es aún más, pero aprovechar el momento adecuado es la clave de la vida.

Los líderes tienen seguidores mientras que los jefes tienen empleados; los directores hacen cosas, los líderes hacen posible el cambio. Los líderes son invencibles gracias a su generosidad. Los líderes dispuestos a dar algo son más productivos que aquellos que tratan de obtener algo.

Provocar el cambio depende de uno mismo y, a veces, ni siquiera hace falta una idea. Está claro que vivimos en un mundo donde es posible que las cosas cambien y ahí fuera nos imploran para que seamos extraordinarios. La revolución que propongo no está a la vuelta de la esquina. Debemos ser pacientes y activos, participar en ella y escapar de los miedos que nos atan.

En tiempos cada vez más complejos, inciertos y difíciles de controlar propongo volver a lo básico, a recuperar la confianza en nosotros mismos, a alejar los miedos y a convertirnos en ejes de éxito potenciando el talento que llevamos dentro y el compromiso con las cosas que tenemos a nuestro alrededor.