Fue un 19 de marzo de 1911 cuando se celebró el primer Día de la Mujer Trabajadora en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza. En las puertas de la primera guerra mundial las mujeres de Rusia celebraron su primer Día Internacional de la Mujer el último día de febrero de 1913. Al año siguiente se conmemora de manera oficial el Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo. Como curiosidad decir que en China se celebra desde 1922 y en España desde 1936.
En 1977 la Asamblea General de la ONU proclamó el día 8 de marzo como Día Internacional de los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional.
Después de una semana llena de justos homenajes me gustaría hacer una reflexión sobre las mujeres que hemos tenido y tenemos en nuestras vidas. Para mi resultan muy importantes y no necesito un día especial para reconocer sus méritos ya que éstos y su trabajo están más que demostrados.
La más importante es la que me dio la vida y que supo darme lo mejor de ella incluso en los momentos más difíciles. Supo enfrentarse a la vida con ilusión, trabajo, esfuerzo y tesón y, aún en sus últimos días, sin fuerzas, mantuvo la sonrisa, el ánimo y el ejemplo.
La otra más importante ya sabéis que es Beatriz que me da los mismos ejemplos de esfuerzo, aliento, entereza, alegría... Además de sacar rendimiento a todas las horas del día en su trabajo tanto dentro como fuera de casa.
¿Y si miramos a nuestro alrededor? Todos tenemos ejemplos de mujeres que son únicas, porque todas las mujeres son únicas que, aún en momentos difíciles, miran el futuro con optimismo desbordante. Sirva este post como reconocimiento a todas, especialmente a las que andan con paso firme mirando al futuro, aún con dificultades sobrevenidas como Carmen e Inés. ¡Adelante!
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