¡Y nos lo queríamos perder!

¡Vaya con los acontecimientos de las últimas semanas!. Permitidme que en este post haga alguna que otra reflexión refiriéndome a lo que viene sucediendo en mi entorno. Estamos descubriendo un mundo desconocido a nuestro alrededor y que aterra pensar que hemos hecho algo mal o que no hemos "caído en gracia" de alguno.

Estamos recibiendo con sorpresa las (malas) noticias de que a partir de ahora se produce un cambio sustancial en la vida laboral de uno. Y es de difícil encaje pensar qué es lo que no hemos hecho bien o simplemente qué es lo que no hemos hecho.

Lo cierto es que estamos atravesando un mal momento y debemos pensar en todos los que han sobrevivido a lo largo de la historia ya sea por propia supervivencia, ya sea porque tenemos que reponernos a los acontecimientos de la propia vida.

Hay que dejar de lado la visceralidad y no caer en la tentación del puño y labios apretados. Debemos dejar distancia y observar lo que va ocurriedo para tomar decisiones. Es la forma de alcanzar la madurez de forma sensata y no convertinos en espaldas plateadas, que llegan a adultos con el poder, la fuerza y el refrendo de la manada pero que a partir de ese momento, en un descuido, se quedan sin nada porque hay muchos dispuestos a quedarse con su estatus a cualquier precio.

¡ÁNIMO!